24 - Kristian Bezuidenhout, Freiburger Barockorchester/Pablo Heras-Casado - Beethoven: Piano Concertos Nos. 2 & 5 "Emperor"

Kristian Bezuidenhout, Freiburger Barockorchester/Pablo Heras-Casado – Beethoven: Piano Concertos Nos. 2 & 5 «Emperor»

24 - Kristian Bezuidenhout, Freiburger Barockorchester/Pablo Heras-Casado - Beethoven: Piano Concertos Nos. 2 & 5 "Emperor"
Tapa del disco Beethoven: Piano Concertos Nos. 2 & 5 «Emperor» (2020), de Kristian Bezuidenhout y la Freiburger Barockorchester dirigida por Pablo Heras-Casado

La música

El año 2020, además de pasar al recuerdo colectivo histórico como «el año del coronavirus», fue el año donde ese pequeño, malhumorado y sordo compositor de brillantez inalterable y peso insostenible en la cultura del universo conocido cumplió su cuarto de milenio.

El mundo vio sus planes frustrados y no pudo rendirle el homenaje que por décadas imaginó, pero a pesar de eso tuvimos la oportunidad de observar al mercado discográfico nuevamente inundado por colecciones y ediciones completas de la música del más vienés de los alemanes.

La eterna insistencia en grabar a Beethoven encontró su nicho en un aniversario que le fuera propio y no nos dejó más alternativa que aceptarlo sin mediar opinión, por más reiterativa y burda fuera la empresa toda de seguir una y otra vez investigando esa (erróneamente considerada) inagotable fuente de gasto de horas en el estudio de grabación.

Pero, a pesar de esto, fue una buena oportunidad para que publicaciones como la de la sociedad colaborativa entre el español Heras-Casado al frente de la Freiburger Barockorchester y el sudafricano Bezuidenhout se encontraran en igualdad de oportunidades en su distribución y alcance en la contienda internacional.

El proyecto ofrece a los artistas abordando el repertorio para piano y orquesta de Beethoven desde la tan afamada (y difamada) perspectiva historicista, rama investigativa e interpretativa que busca por sobre cualquier otra mirada artística, la fidelidad al texto musical desde una visión contemporánea a su escritura y un resultado sonoro acorde.

Para esto, solista y orquesta se bastan de instrumentos de época, o bien adaptados a los materiales antiguos (reemplazando las cuerdas metálicas por cuerdas de tripa, utilizando arcos de cerdas naturales, modificando la confección de las lengüetas de los instrumentos de doble caña, entre unas tantas otras), o bien réplicas lo más fieles posibles: el fortepiano de Bezuidenhout es una copia fiel hecha en 1989 por Regier, de un original C. Graf de 1824.

Y si bien esto es parte del proceder historicista (junto con manipular a conciencia el balance de la cantidad de instrumentos utilizados –cosa que Heras-Casado modifica con maestría diferenciando una plantilla instrumental más abultada para el concierto más nuevo, de una más flaca para la obra de juventud–) el resultado no es sólo obra de aquel: cada agrupación “de época” tiene que ser ubicada en una lectura e interpretación similar.

En esta entrega integral los artistas eligen ofrecer los opuestos cronológicos del género de parte de la pluma de Beethoven emparejando a su último concierto para piano y orquesta (el número 5, op. 73, famoso como «Emperador», escrito entre 1809 y 1811) con el primero compuesto (que fuera publicado como número 2, op. 19 en 1795, pero escrito entre 1787 y 1789, mientras que el op. 15, numerado como primero, fuera escrito en 1795).

En ambas obras es impresionante la versatilidad y la impronta del ojo agudo y la certeza localista con las que el pianista presenta su interpretación. Es improvisatorio sin poner en riesgo el discurso musical. Es expresivo en la dialéctica y auténtico en la emotividad. Tiene una extrema y brillante habilidad en el control de los tempi rubati y en la búsqueda de la resonancia en un instrumento que tradicionalmente no era poseedor de un estruendo sonoro pero cuya liviandad permite una ejecución más holgada, libre y juguetona.

Pero lo más intrigante de esta postura bien lograda en la mirada de mayor fidelidad a la época que presenta el disco, es la conjunción entre fortepiano y orquesta. El diálogo entre ambos es rotundo, seguro, coloquial y firme. Cada rol comprende su lugar y lo habita con soltura. Heras-Casado y la orquesta buscan a toda costa hacer evidentes aquellas artimañas que décadas de estudio musicológico e histórico sobre la forma de interpretar a Beethoven han instalado sin cuestionamientos en el inconsciente colectivo del ejecutante. Pero en el caso del director y la Freiburger, de sonido límpio y brillante, lo hacen con sapiencia y usando el propio resultado musical como defensa de esa parva inagotable de tesis que abundan en papel pero no en sonido. Desplazamientos rítmicos, sforzandi explosivos, contrastes dinámicos violentos, libertad métrica, entre tantas otras herramientas expresivas, crean la misma sensación de asombro y deleite que el público vienés de la época, acostumbrado a Haydn, Mozart, Salieri y Gluck, debe haber experimentado al escuchar a Beethoven por primera vez. En su caso, la sorpresa era por tan marcado contraste con genio compositivo del maestro; en el nuestro, es resultado de años de evolución constructiva de los instrumentos y de la costumbre interpretativa que ellos obligaron a modificar.

La corriente historicista sólo vale la pena ser abordada tanto por músicos como por público si se lo hace de la forma en que Bezuidenhout, Heras-Casado y la Freiburger Barockorchester nos presentan a este Beethoven original, humorístico, expresivo, resonante y despojado, que demuestra una vez más, y con mayor claridad y desprecio del artilugio del paso del tiempo, la innegable brillantez del compositor. 

En conjunto, la observación cuidadosa y consciente de cada uno de los detalles de estas partituras deja paradójicamente la impresión de total entrega, libertad, soltura y abandono al espíritu de la música, un claro opuesto a otros resultados de muchos ¿grandes? maestros que fueron estandarte de una corriente que uno esperaría buscara la frescura y se enfrentara al repertorio sin presupuestos, pero que una y otra vez sólo fuera baluarte de lo contrario.