Michael Penn - Resigned

Michael Penn – Resigned

Michael Penn - Resigned
Tapa del disco Resigned, de Michael Penn

El artista

Michael Penn nació en 1958 en Greenwich Village, Nueva York (Estados Unidos), hijo mayor de Leo Penn y Eileen Ryan (ambos actores de Hollywood) y hermano de Chris y Sean Penn. Mientras que sus hermanos menores optaron por seguir los pasos profesionales de sus padres, Michael se interesó por la música desde joven, obsesionandose con The Beatles desde una temprana edad y aprendiendo a tocar la guitarra gracias a ello. Mientras cursaba sus últimos años de secundaria formó parte de una banda de covers del cuarteto de Liverpool, The Rolling Stones y David Bowie, mientras comenzaba a escribir sus primeras canciones.

A principios de los 1980s formó parte de la banda Doll Congress con la cual grabó una serie de EPs, incluyendo el disco de 12 pulgadas y tres canciones de título homónimo (1983) y un par de participaciones en la película Welcome to 18 (1986 , dirigida por Terry Carr). La banda tuvo éxito local en Los Ángeles y el sur del estado de California, pero no logró reconocimiento más allá de esas fronteras.

Frustrado, Penn abandonó la banda y probó con la profesión familiar, apareciendo como extra en una serie de producciones para la televisión estadounidense (incluyendo el drama médico St. Elsewhere).

En 1987 su hermano Sean fue presentador de un episodio de Saturday Night Live e incluyó a Michael como invitado musical, hecho que revivió su interés en la música, llevándolo a reunirse con el ex tecladista de Doll Congress, Patrick Warren, para comenzar a componer las canciones que serían parte de su debut solista March (1989).

El disco fue un éxito de la crítica, siendo aplaudido por su matiz folk-pop beatles-esco y una lírica inteligente e inspirada, con fuertes influencias de Elvis Costello. El primer simple, No Myth, fue un éxito sorprendente y ayudó a llevar al álbum al top 40 de los Billboard 200 y a ganarle a Penn el premio a Mejor artista nuevo de los MTV Video Music Awards.

Luego de un extenso descanso publicó en 1992 su segundo disco de estudio, Free for All, que encontró una mayor resistencia comercial que March y duró unas pocas semanas en las listas. A pesar de las críticas favorables, Penn tuvo que luchar con los fantasmas del one hit wonder, tomándose cinco años para componer, grabar y publicar su próximo álbum.

Resigned (1997) nuevamente obtuvo un alto número de críticas positivas, pero no logró encontrar un público más allá del nicho de seguidores de culto con el que contaba el músico. Ese mismo año comenzó a colaborar con el director Paul Thomas Anderson en la banda de sonido de su largometraje debut, Hard Eight, y más tarde en Boogie Nights (donde hizo un cameo como un productor discográfico).

Su próximo álbum de estudio, MP4: Days Since A Lost Time Accident vería la luz tres años después y sería el último que lanzaría a través de la discográfica Epic Records.

Entre ese disco y Mr. Hollywood, Jr. 1947 (2005, publicado a través de su propia discográfica Mimeograph, reeditado en 2007 por Legacy junto a la compilación Palms and Runes, Tarot and Tea: A Michael Penn Collection), Penn produciría discos de Aimee Mann (su esposa), The Wallflowers y Liz Phair, entre otros.

A pesar de no haber vuelto a editar un disco en estudio, el artista volcó sus proyectos creativos a la música para películas y TV, trabajando en las bandas de sonido de That Evening Sun (dirigida por Scott Teems), Skateland (Anthony Burns), Carrie Pilby (Susan Johnson), y las series Masters of Sex, Girls y Good Girls, entre otras.

El disco

Resigned fue publicado el 3 de junio de 1997, su tercer disco en estudio. Grabado entre Hollywood, Nueva York y Atlanta, todos los temas fueron escritos por Penn.

Paul Thomas Anderson dirigió el video musical de Try, el primer corte publicado del disco, con la participación de Penn y parte del elenco de Boogie Nights, incluyendo a Philip Seymour Hoffman.

El disco cuenta con las participaciones de Michael Penn (guitarras y voces), Brendan O’Brian (bajo), Patrick Warren (teclados), Dan McCarroll (batería), Tommy Cooper (arreglos de cuerda) y Mike Clark (narración). La técnica incluye a Brendan O’Brian en la producción y mezcla, Nick Didia (ingeniero de grabación), Stephen Marcussen (ingeniero de masterización), Caram Costanzo y Erik Hellermann (ingenieros asistentes), Frank Ockenfels (fotografía) y Frank Harkins (dirección de arte).

La música

En pos de evitar caer inconscientemente en el lugar común, lo hago a conciencia: Resigned es el disco solista que George Harrison destinó a grabar con los Traveling Wilburys pero que terminó regalando a Tom Petty para que lo lanzara con su nombre entre su Wildflowers (1994) y la banda de sonido de She’s the One (1996) de los Heartbreakers. Evidentemente Petty se dejó las cintas en un bondi y Michael Penn las encontró.

Ese es mi lugar común, resignarme a comparar el tercer disco de estudio de Penn como un álbum de un sonido y estructura tan violentamente influenciada por la evolución natural ochentosa del Revolver de los Beatles que me es ineludible sacármelo de encima para ver si puedo encontrar algo más para decir.

Porque, en sí, Resigned es un buen disco. Está bien producido, las canciones bien estructuradas, las letras son interesantes, la calidad musical de los intérpretes es excelente… Pero algo, o un conjunto de «algos», abunda dentro de los casi 40 minutos del disco que hacen que tenga que equilibrar constantemente cada observación que quiera hacer entre el «me gusta/no me gusta» y el «es bueno/es malo». Y creo que algunos álbumes deberían ser más prístinos y de sencillez transparente, sobre todo aquellos que tienen puesta toda la parafernalia del pop de mediados de la década de 1990 cual ropaje rococó (brillante, suntuoso, grandilocuente, enorme y de múltiples piezas superpuestas que son decoración pero no esencia).

En esa medida barroca de la subsistencia del tema como colección de arreglos, me llama la atención la imperiosa necesidad de “meter todo”. Siento que hay un cierto desbalance tendiente al mal gusto en el trabajo de armado de los temas. El caso más ejemplar es el de Try, track de apertura de Resigned. En su perfecta duración para simple de radio tenemos guitarra de 12 cuerdas, órgano de tubos, órgano Hammond (en la media de 8), piano, guitarras grabadas para atrás, Mellotron haciendo cuerdas y cello solo, guitarras eléctricas varias (rítmicas y melódicas), coros a dos y tres voces, y una casi interminable serie de pequeños recortes instrumentales que entran y salen sin orden, razón o lógica aparente. Y tan ilógico es eso, como empezar Like Egypt Was con un innecesario e inconexo sampleo de un tema de Crowded House (Chocolate Cake, que pueden escuchar detalladamente en el principio de este video), sin siquiera tener que mencionar esa estructura cuasi rondó básico y persistente el cierre y la apertura de Revolver de los Beatles: Tomorrow Never Knows para la parte A, Taxman para la parte B.

A pesar de que intrínsecamente el álbum se destaca por sí mismo en los contrastes entre sus canciones (la fuerza despareja e incontrolada de las tres primeras se choca contra la sencillez y liviandad baladística de Out of My Hand o Figment y Small Black Box, más adelante), no logro encontrar una sola que perdure en mi memoria auditiva. Sí, sin embargo, y justamente en ese contraste entre la balada bucólica y el track más adolescentemente popero (All That That Implies y Selfish son claros ejemplos de este tipo), es donde quizás algún rasgo redimible de Resigned empieza a mostrar el germen de lo que podría haber sido. Creo que la fortaleza en ese sentido hubiera estado en desarrollar la sutileza.

Esa contraposición entre tracks, no tan constante ni tan consistente o fuerte pero sin embargo presente, me aclara una percepción que me llevó unas 10 escuchas completas del disco entero para formular: hoy, casi 25 años después, este termina ubicándose en una bisagra poco clara entre la evolución natural del rock y pop adulto de fines de los 1980s de los Beatles solistas y su séquito de acólitos y amigos, y gran parte del brit pop de fines de los 1990s y los 2000s, especialmente cuando intenta parecerse a los Beatles.

Más a menudo que como excepción, la tímbrica de un álbum juega a favor o en contra de sí mismo. Y creo que tanto la voz de Michael Penn, aunque dulce, correcta y de un timbre redondo, claro y suave, como algunas de sus pronunciaciones en pos de una modulación más teatral que musical, conspiran inadvertidamente contra una búsqueda de personalidad más única y singular. E, inclusive, restan al disfrute general de Resigned como un todo.

En sí, no es un álbum ni malo ni bueno. Tiene sus puntos a favor en la búsqueda de un producto redondo, bien producido y trabajado, con temas que, si no fuera por la imposible redundancia de la comparación constante (¿podría el cierre I Can Tell parecerse MÁS a Let it Be?), podrían defenderse como de una calidad única, con estructuras por momentos comunes y más a menudo que no inesperadas para el género, erguidos gracias a un trabajo por construcción tímbrica y pastiche instrumental (en casos abusado) que es hasta loable, y llevados a recorrer un andar exploratorio que los ubica como un conjunto de pequeños puentes entre géneros dentro de una época musical sobre la cual todavía no se termina de hacer una observación coherente.

Pero lamentablemente es un disco que, siento, se queda corto en encontrar una identidad a pesar de sí mismo y de sus influencias. Resuena como un disco de transición y no como el apogeo que algunas críticas han intentado imponer para justificar que un tercer álbum debería ser más maduro que un debut.