Eels - Daisies of the Galaxy

Eels – Daisies of the Galaxy

Eels - Daisies of the Galaxy
Tapa del disco Daisies of the Galaxy, de Eels

La banda

Siguiendo el recorrido de discos que jamás escuché por bandas que jamás escuché (pero que en este caso sí conocía), me encuentro con la recomendación de Eels y veo que Eels no es una banda…

En realidad, sí lo es, pero es camaleónica, variable, destructible y reconvertible en lo que su fundador Mark Oliver Everett (es decir, E) quiera que sea. Podría decirse que Eels es un proyecto musical que funciona como conducto creativo para Everett y sus colaboradores.

Everett nació en Virginia, USA, en 1969 y desde joven tuvo contacto con el rock gracias a la colección de discos de su hermana. A los 6 años empezó a tocar la batería y juguetear con el piano de la familia. De adolescencia complicada, la muerte repentina de su padre lo llevó a interesarse aún más por la música, aprendiendo por sí solo a tocar la guitarra (también de su hermana) y empezando lentamente a componer.

Sus primeros demos le ganaron atención de la discográfica Polydor Records con la lanzó dos discos solista: A Man Called (E) (1992) y Broken Toy Shop (1993), publicados bajo su nombre artístico E. La poca distribución de ambos álbumes llevó a que no fueran conocidos y apreciados por el público general (a pesar de que parte de la estrategia de marketing de A Man Called (E) incluyó ser artista soporte de la gira americana de Tori Amos durante ese año), y es por eso que Everett decide abandonar la discográfica, formar Eels junto a Tommy Walter (bajo) y Butch Norton (batería), y firmar con el sello DreamWorks. El debut en la banda dentro de la discográfica, Beautiful Freak (1996), tuvo un éxito mucho más notorio que sus intentos solistas, en particular gracias a la presencia en MTV y radios del simple Novocaine for the Soul.

Tras la publicación de Beautiful Freak su hermana se suicidó y menos de dos años después, su madre falleció de cáncer. Estas nuevas tragedias familiares, sumadas a la renuncia de Walter de la banda (reemplazado por Adam Siegal) alimentó la creatividad para escribir el oscuro Electro-Shock Blues (1998), disco que tuvo poca acogida por parte de la prensa. Tras una breve gira, la banda entró nuevamente al estudio para grabar Daisies of the Galaxy (2000).

Ese mismo año Everett fundó la Eels Orchestra, realizó la gira mundial de presentación de Daisies…, y publicó el resultado vía la página web de la banda bajo el título de Oh What a Beautiful Morning (2000). Además, se presentó como acto soporte (solista) de Fiona Apple.

A esos lanzamientos le siguieron Souljacker (2001), cuyas canciones co-escribió junto a John Parish (miembro de la banda de PJ Harvey); Shootenanny! (2003), grabado en vivo en el estudio en tan solo 10 días; Blinking Lights and Other Revelations (2005), un ambicioso disco doble de 33 canciones (y primer lanzamiento en su nueva discográfica, Vagrant Records); y el disco en vivo Eels with Strings: Live at Town Hall (2005), que documenta su presentación del 30 de junio de ese año en Nueva York.

El año 2008 marcó la publicación de la primera recopilación de temas de la banda, Meet the Eels: Essential Eels 1996-2006, Vol. 1, una colección de rarezas, Useless Trinkets: B-Sides, Soundtracks, Rarities and Unreleased 1996-2007, y la presencia de sus temas en la banda de sonido de la película Yes Man, dirigida por Peyton Reed y protagonizada por Jim Carrey.

Entre 2009 y 2010 Everett lanza la trilogía Hombre Lobo (2009), End Times (2010) y Tomorrow Morning (2010), que exploran respectivamente temáticas de deseo, pérdida y redención.

El décimo álbum de estudio de la banda llega en 2013 bajo el nombre de Wonderful, Glorious, un disco más excéntrico y duro, seguido por The Cautionary Tales of Mark Oliver Everett (2014), más despojado, acústico y suavemente orquestado. Esta pareja de lanzamientos fue presentada en gira durante 2014 y 2015 llevando a la banda a tocar en el Royal Albert Hall de Londres, registro publicado como Royal Albert Hall (2015).

Sus últimos discos en estudio, números 12 y 13 (sin contar los dos primeros «solistas» lanzados como E), presentan nuevamente un cambio camaleónico de exploración musical: The Deconstruction (2018), escrito junto a Koool G Murder y P-Boo, explorando un sonido más electrónico; y Earth to Dora (2020), su más reciente publicación grabada en estudio, que favorece una composición más cálida, orgánica y «tradicional».

El disco

Daisies of the Galaxy (2000) es el tercer álbum en estudio que Mark Oliver Everett lanzó bajo el nombre de Eels, y el quinto dentro de su producción hasta ese año.

El disco, grabado casi en su totalidad entre marzo y mayo de 1999 en el sótano de la casa «Chateau E» de Everett (y cuyas canciones, a excepción de dos, escribió sólo él), es, de acuerdo al propio E

más liviano y alegre que sus antecesores. Si Electro-Shock Blues es la llamada en mitad de la noche que el mundo no quiere atender, entonces Daisies of the Galaxy es la llamada de despertador de hotel que te dice que tu desayuno está listo.

Llegó al número 8 en la Official Album Chart confeccionado por la OCC para el Reino Unido y en la AR1A CHARTS de Australia, además de haber recibido certificaciones de disco de oro en Bélgica (25.000 unidades vendidas), Australia (35.000) y el Reino Unido (100.000). 

El primer simple del disco fue Mr. E’s Beautiful Blues, que llegó al número 11 en la tabla de simples del Reino Unido. Co-escrito junto a Michael Simpson (de los Dust Brothers), E no tenía intenciones de agregarla al disco ya que la escribió luego de terminada la grabación de Daisies… y sentía que iba a arruinar el flujo de la música. Tras la insistencia de la discográfica, fue añadida como bonus track después del último tema y una pausa de 20 segundos.

La canción, a su vez, fue usada extensamente en la banda de sonido de la película Road Trip (2000, dirigida por Todd Phillips y co-escrita por él y Scott Armstrong) y como parte de la película Charlie Bartlett (2007, dirigida por Jon Poll y escrita por Gustin Nash). En su autobiografía Things the Grandchildren Should Know (2008), Everett admite que dejar que en Road Trip usaran esa canción es una de las pocas cosas que realmente lamenta en su vida. Sólo accedió porque la discográfica amenazó con no lanzar el disco si él no grababa el videoclip del tema, y a esa altura el disco estaba guardado hacía más de 7 meses.

A pesar del éxito del simple y una moderada participación en las tablas del disco, Daisies of the Galaxy obtuvo reseñas poco favorables, con algunos críticos considerándolo un «libro de bocetos, donde algunos florecieron y otros se quedaron como ideas intrigantes pero no formadas», «una mezcla entre Jon Brion y Beck» (Stephen Thomas Erlewine en AllMusic) o «[un disco que merece la atención de] fans del pop alternativo y cualquiera en busca de canciones pegadizas para adultos» (Freddy Kovey en PopMatters). El tiempo, sin embargo, llevó a que otros opinaran retrospectivamente que «es sin dudas una colección muy especial de canciones» (Ben Woolhead, Stylus Magazine) y que algunos y algunas fans lo consideren «el mejor álbum de Eels junto a Electro-Shock Blues» (Rolf Hüffer en AllMusic). 

La banda incluye a E en voces, guitarra, bajo eléctrico, órgano Wurlitzer, producción, dirección de arte de tapa y mezcla; Jonathan Hayes «Butch» Norton en batería y coros; David Alvarez, también en batería; Peter Buck (de REM) y Grant-Lee Phillips (de Grant Lee Buffalo) en guitarras; Wayne Bergeron, Chris Bleth y Andy Martin en metales; y Paul Edge en bandejas. También, la técnica del álbum incluye a Wally Gagel, Jeffrey Shannon, Mickey Petralia y James Stone en mezcla e ingeniería; Jim Lang en arreglos de cuerdas y metales, y dirección (además de mezcla e ingeniería); Michael Simpson en producción (además de mezcla e ingeniería); Bob Ludwig en masterización; y Francesca Restrepo y Adrian Tomine en ilustraciones y diseño de portada.

La música

Es imposible escuchar un disco nuevo y evitar hacer comparaciones. Uno intenta no buscar similitudes y reminiscencias pero es un ejercicio inútil y fútil. Y tampoco creo que esté mal: comparar puede nutrir la opinión, darle herramientas para justificarla o hasta iluminarla, pero jamás debería condicionarla. Y es ahí donde se encuentra el verdadero reto.

En pos de esto, debo decir que le encuentro a Daisies of the Galaxy fuertes puntos de comparación con el britpop (en temas como The Sound of Fear, Flyswatter o A Daisy Through Concrete), con el grunge (no puedo evitar recordar el On A Plain del Nevermind de Nirvana de 1991 al escuchar The Sound of Fear), con el pop-rock de los Finn Brothers (Tiger in my Tank es casi un calco de Bullets in my Hairdo, del disco Finn de 1995), o inclusive con el indie o rock psicodélico de sonido de baja calidad de Neutral Milk Hotel y su brillante In The Airplane Over the Sea (1998), tanto en los arreglos de metales como en el arte de tapa. Pero bien, si una producción erige tales comparaciones, algo bien debe haber hecho.

Y en este disco los Eels hicieron todo bien.

La fortaleza de estas canciones yace en su simpleza, en la poética de las letras, en el despojo. En buscar ser expresivo desde el detalle, la pequeña pincelada sonora que puede aportar el uso inteligente de cada instrumento en su timbre más puro. En jugar con un sonido a veces pulido y depurado, otras rústico y deliberadamente de baja calidad.

Everett hace un trabajo magistral en contar sus historias (y las hermosas letras que son el camino para transmitirlas) desde el uso de la voz como medio e instrumento. Pasa por los graves y los agudos con igual expresividad; se apoya en desgastarla roncamente (naturalmente o con distorsión electrónica, como en I Like Birds) o aclararla en tonos suaves para transmitir lo que quiere decir. Demuestra que cada canción es un vehículo para la declamación, y el universo sonoro que construye alrededor de cada una de ellas la acompaña con brillantez. No puedo dejar de mencionar Wooden Nickles como el apogeo vocal del álbum, tema sencillo con base de guitarra acústica, hermoso arreglo de cuerdas, un justísimo uso del Wurlitzer y la guitarra con slide, un corte instrumental hacia el final del tema que lo equilibra de manera sublime y la que es quizás la frase que más me quedó de todas las de Daisies…: «don’t take any wooden nickels when you sell your soul».

El disco demuestra que la simpleza es una elección y no una limitación. Que jugar con la calidad del sonido es una herramienta y no una omisión. 

Optar por usar una guitarra acústica o un piano, y un bajo y batería sin hundirse en la opulencia de ruidos y cascabeles es indicio de que quien crea, sabe: Packing Blankets con su guitarra acústica empujando una balada de ritmo directo hacia adelante, con pequeñas pinceladas de xilofón que luego se pondrán al frente y llevarán la prosodia de temas como Flyswatter; o bien It’s a Motherfucker (que sufrió censura en su letra y fue modificada a It’s a Monstertrucker en algunas versiones del disco) y Selective Memory, hermosos exponentes de la balada para canto y piano solo con la incorporación de las cuerdas (además de ser Selective… uno de los más redondos cierres de discos que escuché en mucho tiempo).

Las cuerdas y los vientos (metales y maderas) merecen mención especial: su uso es puntual, medido, ubicado en los mejores lugares posibles (como el pequeño arreglo para metales de Grace Kelly Blues, las cuerdas suaves de Jeannie’s Diary o las maderas sintetizadas de Something is Sacred). Pero lo más curioso, y quizás la razón por la cual no puedo dejar escapar reconocer este recurso como constitutivo del sonido de Daisies… es la forma sutil y experta con la que Jim Lang decide entre usar instrumentos acústicos o sonidos sintetizados, y es esa experiencia lo que ayuda también a ampliar la paleta sonora del álbum. Un tema profundo como It’s a Motherfucker no podría haber sonado mejor si se hubiera elegido otro tipo de arreglo de cuerdas acústicas, pero justamente el opuesto le vale a Selective Memory, con la intervención de ambos tipos de sonidos (sintetizados y «reales»), esa melancolía tan característica del Mellotron, presente también Something is Sacred (equiparándolos tímbricamente a temas de la talla de Strawberry Fields Forever o A Day in the Life)

Majestuoso también es el balance entre los climas de los temas y cómo fueron dispuestos dentro del disco. Ninguno excede los tres o tres minutos y medio (a excepción de Mr. E’s Beautiful Blues, que merece un comentario aparte), pero cada uno se opone al anterior (la dupla I Like Birds y su anterior The Sound of Fear como ejemplo) o construye sobre él (Packing Blankets como una continuación de Grace Kelly Blues). Y ese equilibrio de opuestos y complementarios deja lugar para el sorbeto que limpia el paladar auditivo que es la pequeña experimentación sonora Estate Sale, que da lugar a incorporar música concreta (grabaciones de radio/TV), disonancias, bloques sonoros, etc.

Mr. E’s Beautiful Blues, a pesar de ser el tema que reconocí inmediatamente al escucharlo (y lamento decir que, seguramente, por haber visto muchas veces Road Trip en mi adolescencia), es el tema más inconexo y desequilibrante del álbum. Entiendo que Everett lo haya querido dejar afuera (y que la discográfica haya luchado por meterlo) y es notable cuán ajeno le es a Daisies…: es un tema «largo» (o el más largo del disco), el de mayor producción sonora (que aporta a distanciarlo sustancialmente de los demás del disco), el de mayor parafernalia sonora y un alto trabajo de producción para convertirlo en un hit azucarado y enlatado. No es un tema feo, pero no pertenece a este disco. Hasta su comparación lo hace ajeno a Daisies: bien podría ser un tema de Smash Mouth o cualquier otra banda de punk californiano de la década del 2000.

Dejando de lado el «error» de considerar a Mr. E’s… como parte del disco, todo lo que describí en los párrafos anteriores es sólo una breve justificación de por qué me encantó el disco y lo considero cercano a la perfección: a deliberada sencillez de los temas y sus arreglos, la elección de los instrumentos en sus timbres puros, la expresividad de la voz de E, la exploración sonora en su justa medida (tanto en sonido depurado como en su deliberada suciedad), la duración y clima de las canciones y la maestría de entender a la música como sostén de una poética personal, profunda, dolorosa pero a su vez reivindicativa, hacen de Daisies of the Galaxy un disco ameno, robusto, maduro y con la comprensión de que la liviandad y la sencillez no son necesariamente evidencias de «pocas ideas», «falencias» o «bocetos no terminados», como dijeron algunos críticos.

Entiendo que así como Eels es un proyecto camaleónico también lo son sus producciones. No sé dónde se ubica Daisies… dentro de esa mutación musical pero sé que es un disco que me encantó y que espero con ansias volver a cruzarme con otro de la banda en El Disco de la Semana.