Dexter Johnson & le Super Star de Dakar - Live à l’Étoile

Dexter Johnson & Le Super Star de Dakar – Live à l’Étoile

Dexter Johnson & le Super Star de Dakar - Live à l’Étoile
Tapa del disco Live à l’Étoile, de Dexter Johnson & Le Super Star de Dakar.

El artista

Admito jamás haber oído hablar de Dexter Johnson ni los Super Star de Dakar. No es raro: conozco mucha música pero desconozco muchísima más. Leer sobre él y escuchar su música me trajo una grata sorpresa.

Johnson nació en Nigeria en 1932 (o 1931), se formó como saxofonista desde muy temprana edad y tras un paso por Bamako, Malí, se estableció en su vida adulta en Senegal, convirtiéndose desde la década de 1950 hasta su muerte a los 49 años de edad (en 1981), en una de las figuras musicales más importantes de África del oeste. 

Llegó a Dakar en 1957, invitado por el dueño del bar Shanghai, quien quería que Johnson tocara en sus clubes. Construyó su reputación de club en club como uno de los mejores saxofonistas de jazz afro-cubano y latino, géneros de gran influencia en Senegal y la región de senegambia alrededor de la primera mitad del siglo XX.

Esta fama lo llevó a recorrer el mundo y, luego de un show en el Moulin Rouge de París, fue invitado a tocar en Miami por el empresario Ibra Kasse, quien lo presentó a Mady Konate y Amara Toure y gestionó el ingreso de Johnson en la Star Band de Dakar. Juntos se establecieron en Miami como una de las bandas más atractivas del género.

Luego de algunos años como parte de la Star Band, él y Laba Sosseh (compositor de salsa y cantante de la banda, nacido en Gambia) deciden separarse y formar juntos un nuevo grupo rival: le Super Star de Dakar.

Le Super Star se convirtió en uno de los platos fuertes de la noche dakaresa, siendo la banda in-house del club l’Étoile, y fue una de las bandas de covers que más demostró la profunda influencia de la música cubana y latina en el continente en general, y en Senegal en particular. Junto a le Super Star (y tras la salida de Sosseh) Johnson estuvo al frente de una ola de profunda influencia sobre la música de la región previa a la década de 1970 (que luego siguió otros rumbos), siendo considerado como “el padre del tratamiento senegalés” a la música de raíces cubanas: reemplazó las trompetas y el piano de las agrupaciones tradicionales de música afro-cubana y afro-pop en Senegal, a favor de líneas más crudas y melódicas con la guitarra y el saxo al frente de la formación. Esta influencia recorrió gran parte de las naciones del oeste africano y afectó directamente a la música de esa región.

Johnson abandonó la banda entre 1969 y 1970, se mudó de Senegal a Abidjan (Costa de Marfil) y eventualmente falleció en 1981.

El disco

Live à l’Étoile marca (supuestamente) el último show de Dexter Johnson junto a le Super Star de Dakar, grabado de forma pirata en vivo en el club l’Étoile de Dakar, Senegal, en agosto de 1969: Moussa Diallo, dueño del club Sangomar de Thiès viajó a ver el espectáculo y lo grabó a escondidas en su totalidad, para poder mostrarlo a sus clientes (y seguramente pasarlo como música funcional del club). Este registro tiene una importancia histórica enorme ya que esta formación de le Super Star de Dakar jamás registró en disco ninguna de sus presentaciones en l’Étoile. Hay otras grabaciones de dudosa veracidad (un EP editado en Francia con cuatro canciones, un disco recopilatorio de música senegalesa editado en 1968 con dos temas de Dexter Johnson, y una compilación de 1998 editada en los Países Bajos que incluye un show supuestamente grabado en el club Sangomar (por el mismo Moussa Diallo) “entre 1964 y 1974”), pero esta es la primera completa y verificada.

El sello senegalés Teranga Beat, especialistas en, y arqueólogos restauradores de música de la región de senegambia, obtuvo las cintas y tras un excelente trabajo de limpieza y remasterización por parte de Stephanos Konstantinidis en los estudios Fabrika Sonic Arts (en la cual se tomó la acertada decisión de traer a las voces y al saxofón a un primer plano) publicó en junio de 2014 en vinilo doble, CD y descarga digital la presentación completa.

La banda incluye a Dexter Johnson como director de la orquesta y en saxos tenor y alto; John Gomis, Williams, Maïssa King Ngom, Johnny Spirou y Kognagui  en voces; Francis Koffi Kingsley y Django Cissé en guitarras; Samba N’Diaye en bajo; Aziz N’Diaye en timbales (o “pailas criollas” como también se las conoce); y Salla Kassé en percusión.

La música

Darle play a un disco de jazz afro-cubano, latino o cualquiera de sus derivaciones no suele ser mi primera opción. Ni mi segunda, ni mi tercera.

Por eso pensé que una excelente forma de arrancar con este ejercicio de El disco de la semana sería elegir esta recomendación que me hicieron y ver qué me generaba escuchar algo que me era absolutamente ajeno (y tengo la sensación de que esto va a pasar más de una vez a lo largo del año).

¿Y qué puedo decir? Esta banda y el registro son increíbles.

Hay versatilidad, originalidad, diálogo, simbiosis, excelente manejo de los momentos musicales, un sorprendente sentido de la cohesión grupal, hay variedad y frescura, cierto grado de innovación y hasta algunas sorpresas (para mí, que esperaba poco por el hecho de no conocerlos y de no ser consumidor del género). Son, esencialmente, una banda de covers, pero su maestría hace que logren convertir a los temas originales en propios.

Lo primero que salta a la oreja es el control del clima emocional de cada tema. Hay un juego que se mueve imperceptible pero constantemente entre la tristeza profunda y la alegría desenfrenada, ambos extremos acompañados por una sensación de calor musical que se apoya sobre la repetitividad típica del género. A pesar de que cada tema, sea cual sea su sensibilidad, se construye sobre una misma base rítmica de guitarras y bajo junto a percusión, es llamativo el recorrido emocional que logra la banda entre uno y otro.

Angelitos negros es un bolero lento, bucólico; se siente cálido y arrastrado pero justo en el borde de lo insoportable sin pasarse al lado del tedio. No es una canción feliz y se nota en la maestría de Johnson al frasear de forma elástica y aireada cada tema, encarando esta balada con delicadeza. Su uso del instrumento pasea por lo solista y lo rítmico con igual sensibilidad y cuidado. Expresivo y colorístico, sostenido por momentos, tajante por otros; y esto se encuentra en otras canciones del mismo cariz, como El corazón, quizás la canción más estrófica del disco. 

En canciones temáticamente opuestas (danzables, veloces; esas que sólo con la repetitividad hacen que uno no pueda evitar moverse) interpreta distintos roles que evidencian aún más sus capacidades como músico, arreglador y líder de banda: a veces adopta un lugar expresamente secundario (como en Mayeya), o percusivo (Soy hijo del Siboney), o como tercera o cuarta línea melódica coral (Borinquen Tropical, Guaguancó a Mantilla, Mujer de oriente), simplemente inexistente (Caminho de São Tomé), o juguetón entre todos los roles posibles (Malonga, Soy el rey). Es esta diversidad de espacios ocupados por Johnson la que permite el lucimiento de los demás integrantes de le Super Star de Dakar

Habilidoso y diverso, el saxo no es el único instrumento cohesivo del ensamble, y eso es también llamativo: la base rítmica, fundada sobre la maestría de la percusión, las guitarras (que reemplazan en sonoridad y toque el uso extenso del piano y la trompeta, propios del género hasta ese momento) y el bajo, son la guía en los temas de corte baladístico pero, especialmente, el empuje en las canciones movidas: Para que bueno, con su humor y contraste de tempo contra la apertura del disco; Malonga, salsa danzable de ritmo avivado y estrecho final repetitivo del ensamble completo; Soy hijo del Siboney, salsa dominicana con un excelente manejo de las dinámicas de toda la banda; o la rumba cubana Guaguancó a Mantilla con el solo de guitarra en velocidad más digno del registro (siendo el solo de la lenta Borinquen Tropical el más accidentado pero más profundo y sentido del disco).

Otro aspecto grato de escuchar, y sorprendente para mi, es el trabajo vocal dedicado, minucioso y variado que hay a lo largo de Live à l’Étoile. Las cinco voces son increíbles. Cada una muy distinta de la otra en timbre, registro, capacidad expresiva y control del color y la dinámica. Es quizás otro de los puntos donde más se destaca la maestría de la banda como ensamble, al mezclar hábilmente esas cinco individualidades en solos, dúos, tríos y cuartetos, combinaciones de pregunta/respuesta, canto coral o solista, a veces acompañados por el saxo como voz adicional o dejados a su suerte sobre el apoyo de la banda.

Y son estas individualidades vocales y esa cohesión como ensamble lo que hacen posible lograr la versión más extraña, llamativa y gratamente sorprendente del disco: Something You Got, tema escrito por Chris Kenner y popularizado por Wilson Pickett en su disco The Exciting Wilson Pickett de 1966. Esta versión es más pesada y un poco más lenta que la de Pickett, más cruda, menos cuidada. Es muy cercana a Jimi Hendrix y algunas de sus presentaciones en vivo. La voz busca emularlo, junto a Otis Redding y a Joe Cocker. Pero es versátil en su búsqueda, porque parece que se va a desarmar, decaer, perder el aliento o desvanecerse, y justo en el último segundo se eleva y encuentra fuerza para desgarrarse y seguir adelante. La guitarra apoya para lograr ese efecto, y aunque es apropiada en su uso y registro para este tema, creo que podrían haberse beneficiado en su experimento al reemplazar el pequeño solo que hace a mitad del tema por uno de saxo. Seguramente Johnson necesitaba descanso. A pesar de todo, esta es, para mí, la perla inesperada del disco.

Siendo un género que conozco poco (y un país del que no había escuchado nada), Live à l’Étoile me resultó un disco sorprendente. Recorre el género del jazz afro-cubano y latino a través de boleros, sones cubanos, salsas y guaguancós con una habilidad musical brutal. Su sonido me resulta creativo, auténtico, sentido. Son maestros en jugar con las emociones, llevándote por la tristeza y la euforia con igual firmeza y adaptabilidad. Apena saber que Dexter Johnson y su banda son desconocidos, pero lamentablemente no son los únicos. 

Espero poder conocer a más como ellos y que ustedes quieran hacerlo también.