Logo de Gativideo

Gativideo, Copland, Glass y Bowie

Sharau Classics

Hace un par de sábados –si es que están leyendo esto cuando fue publicado…– Matzorama y Tamara (Pa y Ma) me invitaron a ¿inaugurar? una ¿columna? en su programa de radio Sharau (noble chivo: sale todos los sábados de 10 a 13 por Congo.fm) la cual, obviamente, terminamos titulando Sharau Classics.

La cocina previa fue extenuante, ardua, intensa, acalorada, infinita… Mentira, Matzo me contactó, tiramos unos tópicos en un Google Drive y listo. 

–Che, ¿mañana salís?–, preguntó él.

–Sale vale–, respondí yo.

Y decidimos empezar por estos.


La música de Gativideo

Los y las que nacimos en la Argentina de los 80s para atrás (o bien digamos, los que tienen de 30 para arriba) no pueden negar que el simple oír la palabra «gativideo» les acciona la memoria nostálgica y auditiva de dos canciones: una épica y otra… no tanto.

Llegaba mamá o papá de trabajar un viernes a la noche, cansados y hartas de una semana insoportable, con el único deseo de cenar lo más fácil-barato-rápido de hacer (usualmente salchichas con puré) y callarte a vos frente a la tele con la última de Duro de Matar o Arma Mortal.

Te daba la caja plástica medio mordida y con la tapa arrancada, la abrías, sacabas el VHS con olor al meo del gato del dueño del videoclub y adentro de la videocasetera.

Rebobinabas (porque yo, argentino y mirá si la voy a devolver rebobinanada) y le dabas al botón de la flechita. Y ahí, la épica.

En un fondo negro estrellado e invadido por una nebulosa azulada, aparecía fugaz y arrastrando una estela blanca el logo de Gativideo acompañado por unas trompetas haciendo una fanfarria del más allá.

Logo de Gativideo
Imagínense que suena «la canción de Gativideo» de fondo…

Sonaba así la que llegaríamos a conocer como «la canción de Gativideo» (que, en sí, era una de dos «canciones de Gativideo» pero a la segunda fue fácil ponerle nombre porque era un tema popular de la época: Silhouette, del disco homónimo de 1988 de Kenny G).

¿Y cuál era la canción de Gativideo? Ni más no menos que la Fanfare for the Common Man (Fanfarria para el hombre común, en gaucho) del compositor estadounidense Aaron Copland (1900-1990).

El Aaron

Aaron Copland en 1942, foto de Michael Shirrefs
Aaron Copland en 1942 (foto de Michael Shirrefs).

Aaron Copland fue compositor, profesor, escritor y director de orquesta estadounidense (decirle «americano» está mal). En vida fue considerado como el compositor de referencia de la música «académica» de los Estados Unidos por evocar sentimentalmente época pionera del país (junto con George Gershwin, en este caso por lograr la unión entre las músicas «populares» y las «académicas»). Sus obras más conocidas son las comprendidas entre los años 30 y 50 (dentro de los cuales compuso la Fanfarria) sobre todo por ser las consideradas «populistas» o «vernaculares». Dentro de este grupo las más conocidas son Appalachian Springs, Billy the Kid y Rodeo, la Fanfarria, el Danzón Cubano, el Lincoln Portrait y su Tercera Sinfonía. Compuso ballets, música orquestal, música de cámara, obras vocales, óperas y música para películas.

(El artículo sobre Copland de la Wikipedia en inglés es bastante completo y recomendable).

La fanfarria y la Fanfarria

Una fanfarria es una «fórmula o tópico musical breve» que fue usada históricamente para señalizar o llamar durante una batalla, una cacería o ceremonia cortesana. Hay registros de fanfarrias en tratados sobre cacería de la Francia del siglo XIV, aunque serían algo más rudimentarias que las que conocemos hoy en día (el desarrollo de los instrumentos en el siglo catorce era… limitado). 

Imaginarse una fanfarria es fácil: sencillamente tenemos que pensar en escenas de películas donde entra un rey o reina, donde comienza una batalla o donde salen a cazar alguna perdiz, y nos será fácil entender qué es y cómo suena (se solían tocar con trompetas o cornos «naturales» –es decir, sin bara ni pistones– que eran fáciles de trasladar, aunque podrían usarse también instrumentos de percusión u órganos).

Esta Fanfarria, la de Copland, tiene una duración breve y fue escrita para cuatro cornos (en fa), tres trompetas (en sib), tres trombones, tuba, timbales, bombo y tam-tam. Es decir, un conjunto de metales y percusión estándar (para la época).

Manuscrito de la Fanfare for the Common Man de Aaron Copland (fuente: Librería del Congreso, USA)
Manuscrito de la Fanfare for the Common Man, de Aaron Copland (fuente: Librería del Congreso, USA).

De acuerdo al propio Copland:

El director de la Orquesta Sinfónica de Cincinnati, Eugene Goossens [1893-1962, fue director de la OSC desde 1931 hasta 1946], me escribió a fines de agosto sobre la idea que quería poner en acción para la temporada de conciertos [de la orquesta] de 1942-1943. Durante la Primera Guerra Mundial [Goossens] había pedido a compositores británicos que escribieran una fanfarria para comenzar cada concierto orquestal. Fue tan exitoso que pensó en repetir el procedimiento durante la Segunda Guerra Mundial con compositores americanos.

COPLAND, A., y PERLIS, V.: Copland 1900 Through 1942, St. Martin’s Press: 1984 — citado acá — traducción propia.

Goosens sugirió a Copland una gran cantidad de nombres posibles para la obra y le escribió en una carta al compositor al momento de hacer el encargo, donde decía que:

Es mi idea hacer que estas fanfarrias sean conmovedoras contribuciones significativas para el esfuerzo de guerra, por lo que le sugiero que le dé a su fanfarria un título, como por ejemplo Fanfarria para Soldados, o para Aviadores o para Marinos. Le pido esto como un favor en el espíritu de la camaradería amistosa, y le pido que lo haga por la causa que tenemos todos cerca de nuestro corazón…

En COPLAND, A., y PERLIS, V.: Copland 1900 Through 1942, St. Martin’s Press: 1984 — citado acá — traducción propia.

El nombre Fanfarria para el hombre común es el título que Copland eventualmente eligió para su obra, inspirándose en un discurso del por entonces vicepresidente de los Estados Unidos, Henry A. Wallace, que declaró a esa época como «el amanecer del siglo del Hombre Común».

Manuscrito de la reducción para piano de la Fanfare for the Common Man de Aaron Copland (fuente: Librería del Congreso, USA)
Manuscrito de la reducción para piano de la Fanfare for the Common Man, de Aaron Copland (fuente: Librería del Congreso, USA).

El mismo Copland asegura en su autobiografía que:

El reto era componer una fanfarria tradicional, directa y poderosa, pero a su vez con sonido contemporáneo… La música no fue terriblemente difícil de componer, pero trabajando lentamente como es mi costumbre, no tuve la música lista para enviársela a Goosens hasta noviembre [el director la esperaba en octubre]. La pieza ha sido la Fanfarria para el hombre común durante tanto tiempo que me sorprende ver en mis bocetos el haber considerado otros nombres: Fanfarria para una ceremonia solemne, [Fanfarria] para el día de la victoria, [F.] para nuestros héroes, [F.] para el renacimiento de Lidice, [F.] para el espíritu de la democracia, [F.] para los paracaidistas, [F.] para cuatro libertades

Luego de que decidí llamarla Fanfarria para el hombre común y le envié la partitura a Goosens, creo que quedó un tanto perplejo por el título. Me respondió que, ‘su título es tan original como su música, y creo que es tan llamativo que merece una ocasión especial para su estreno. Si le parece bien, la estrenaremos el 14 de marzo de 1943 a la hora de presentación de impuestos.’ A mi me pareció bien, estaba de acuerdo con honrar al hombre común el día de declaración de impuestos.

En COPLAND, A., y PERLIS, V.: Copland 1900 Through 1942, St. Martin’s Press: 1984 — citado acá — traducción propia.

De las 18 fanfarrias encargadas por Goossens en respuesta al ingreso «oficial» de los Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial –una de las cuales había sido escrita por él mismo–, la de Copland es la única que entró en el repertorio de concierto. Si son curioses, la lista completa de fanfarrias encargadas por el director la pueden encontrar acá.

Tan popular fue la Fanfarria que no sólo Copland la usó como cuarto movimiento para su Tercera Sinfonía, escrita entre 1944 y 1946, sino que bandas como Emerson, Lake & Palmer, Styx y la Orquesta de Woody Herman, entre muchos otros, grabaron versiones de la Fanfarria, y artistas como Bob Dylan, los Rolling Stones, Sweet y Asia la usaron para abrir algunos de sus shows.

Y, por supuesto, por Gativideo.


La trilogía de Berlín de Bowie y Eno

La Trilogía de Berlín es el nombre ficticio que le dio David Bowie a sus tres colaboraciones con Brian Eno –producidas por Tony Visconti– mientras vivía en Berlín del Oeste: Low (1976-77), «Heroes» (1977-78) y Lodger (1979). El nombre del conjunto es «ficticio» porque el único disco principalmente grabado en Berlín fue «Heroes».

Robert Fripp, Brian Eno y David Bowie durante la grabación de "Heroes"
Robert Fripp, Brian Eno y David Bowie durante la grabación de «Heroes».

El año 1976 no fue el más saludable en la vida de Bowie (y creo que en la de ninguna estrella de RACK): viviendo en Los Ángeles en su época del Delgado Duque Blanco (personaje que encarnó principalmente durante la promoción de Young Americans y Station to Station) había llegado a cultivar una saludable adicción a la cocaína. Además, había sido centro de una breve controversia donde se lo acusó de defender al facismo. Pero bueno, por lo menos no le arrancó la cabeza a ningún murciélago.

Alegando deseos de curación, decidió mudarse a Suiza y de allí, eventualmente, llegar hasta Alemania (más precisamente Berlín, a donde se mudó a vivir junto a Iggy Pop), entrando en contacto con bandas como Tangerine Dream, Kraftwerk y Neu!, y donde eventualmente conoció a Eno y Visconti.

Allí empezó a interesarse (creando y coleccionando) piezas de arte expresionista y contemporáneo y, a través de esas exploraciones, llegó a escuchar el disco minimalista de Brian Eno, Discreet Music.

David Bowie durante la grabación de Station to Station (foto compartida por Brian Eno en Twitter)
David Bowie durante la grabación de Station to Station (foto compartida por Brian Eno en Twitter).

Reuniendo esa influencia y su experiencia produciendo y co-escribiendo el debut solista de Iggy Pop, The Idiot (1976-77) –disco que, admitiría, sería la base de exploración y el conejillo de Indias para desarrollar el sonido de la Trilogía–, se lanzó a explorar elementos de música electrónica, krautrock, ambient y música del mundo (la famosa «World Music» que sería inventada por Brian Pern, según él mismo) y producir, así, sus tres discos de la Trilogía de Berlín.

Philip Glass

El 10 de marzo de 1971 en el Royal College of Art, el compositor estadounidense Philip Glass dio uno de sus primeros conciertos en el Reino Unido donde, junto al Philip Glass Ensemble, interpretaría el estreno en suelo británico de sus obras Music in Similar Motion y Music With Changing Parts de 1970. En el público, pero separados, se encontraban dos pibis de 23 años: David Bowie y Brian Eno.

Philip Glass nació Baltimore, Maryland, el 31 de enero de 1937. Estudió teclado y composición en la Julliard Music School (algunos de sus compañeros eran Steve Reich y Peter Schickele), profundizó sus estudios de composición con Darius Milhaud y, posteriormente en París, con Nadia Boulanger (con quien también estudiaron un sinfín de compositores, incluyendo a Astor Piazzolla). Fue a fines de la década del 60, y estando en Francia, donde entró en contacto con la música de sus contemporáneos Pierre Boulez y Karlheinz Stockhausen, declarando más tarde que no encontraría afinidad por ellos. Empezaría así, en paralelo a John Cage y Morton Feldman, a explorar nuevas formas del lenguaje musical, siendo eventualmente considerado como el mayor expositor del minimalismo.

Philip Glass (foto de Danny Clinch)
Philip Glass (foto de Danny Clinch).

Como compositor (porque también fue taxista, plomero, tuvo una empresa de mudanzas con el hermano, y varias otras changas más) desarrollaría el idioma que él prefiere llamar música con estructuras repetitivas en música de cámara, ballet, ópera, cine (The Truman Show, Candyman, The Hours, la trilogía Koyaanisqatsi: Life out of Balance, entre muchos otros) y orquestal, componiendo 12 sinfonías, tres de las cuales están basadas en la Trilogía de Berlín de Bowie y Eno.

Sinfonías

La Sinfonía No. 1, «Low» (1992) es la primera obra a gran escala sinfónica que escribió Glass y se centró en tres canciones de las sesiones de Low (Subterraneans, Some Are y Warszawa) para desarrollar el material melódico sobre el cual construir los tres movimientos de la obra. Tanto esta como la siguiente fueron trabajadas, de alguna manera, «en conjunto» entre Glass, Bowie y Eno, ya que los tres entablaron una relación estrecha durante la década del 80 y se nutrieron de sus ideas mutuas para que Glass desarrollara la partitura.

Philip Glass y David Bowie
Philip Glass y David Bowie.

La Sinfonía No. 4, «Heroes» (1996) se basaría en los temas «Heroes», Abdulmajid, Sense of Doubt, Sons of the Silent Age, Neuköln y V2 Schneider para elaborar las seis secciones de la obra —Abdulmajid es el único tema que no fue incluido en el lanzamiento original de «Heroes» pero sí en la edición «expandida» de 1991 ya que fue grabado durante las sesiones de 1976-77–. El trabajo es similar al de la Sinfonía «Low», donde Glass utiliza temas (o «melodías») presentes en esas 6 canciones y los modifica, desarrolla y altera para construir el material temático de su obra.

No sería hasta el año 2018 (con estreno bajo la batuta de John Adams frente a la Sinfónica de Los Ángeles en el Walt Disney Hall en enero de 2019) que Glass completaría su propia trilogía de sinfonías basadas en Bowie y Eno con su Sinfonía No. 12, «Lodger». A diferencia de las dos anteriores, no utilizó ningún material melódico del disco, sino que eligió desarrollar melodías propias libremente y colocar a una cantante a recitar la letra de 7 de las canciones del álbum (incluyendo Boys Keep Singing, Fantastic Voyage, Look Back in Anger y Red Sails) sobre ese fondo sonoro con orquestación expandida (a la plantilla instrumental de las dos sinfonías anteriores les agregó piano, órgano y cantantes, además de la solista). Evidentemente la recepción fue ambivalente, pero más tendiente al rechazo que el aplauso.


Si leyeron todo hasta acá, podrán darse cuenta que, aunque extenso, no es más que una breve expansión sobre los temas que hablamos en el episodio no. 45 de Sharau, Día del adulto por ser. Si quieren escuchar el episodio completo (deberían), lo dejo acá abajo. La sección de Sharau Classics empieza más o menos para el minuto 80. Dejo también la playlist que acompaña ese capítulo y, repito: escuchen Sharau todos los sábados de 10 a 13 por Congo.fm.